Las fincas sostenibles (que perduran a lo largo de muchos años) deben producir una ganancia económica que cubra las necesidades familiares básicas (alimentación, educación, salud, entretenimiento, ahorro). La mayoría de las fincas lecheras son pequeñas y manejadas por sus mismos dueños (mano de obra de tipo familiar) por lo que la ganancia anual es el retorno al trabajo de la familia; si no hay ganancias, deben buscarse otras fuentes de ingreso y la operación no tiene viabilidad. Para estimar las utilidades de una finca el productor debe registrar los ingresos (que son principalmente por venta de leche o quesos) y monitorear los costos de la finca (alimentación, mano de obra, sanidad animal, mantenimiento, impuestos, costos financieros si se tienen deudas, depreciaciones, etc.) de manera que el resultado neto sea positivo.
Los factores biológicos que sustentan la rentabilidad de las fincas son la lactancia, de manera que se produzca leche vendible, la reproducción (meta de un ternero por vaca por año), el crecimiento de las crías producidas y tener cargas animales elevadas (más de 3 UA/ha). Una finca lechera intensiva que opera en armonía con el ambiente debe tener las siguientes características:
a. Cuidar el recurso suelo: debe evitarse tener suelo desnudo, característico de zonas donde el pasto se ha degradado, o por pastoreo en zonas de mucha pendiente (más de 50 %). El suelo desnudo es susceptible a erosión, lo que disminuye la producción forrajera y con ella la producción animal.
b. Cuidar el recurso agua: las quebradas y ríos deben protegerse con vegetación densa, que ayude a la conservación de agua (cantidad y calidad). Los animales nunca deben consumir agua directamente de las fuentes naturales (construir sistemas de captación, distribución y abrevaderos apropiados). En la mayoría de las fincas existen además amplias posibilidades de cosechar agua de lluvia, que ahorra agua de las fuentes naturales y es una fuente muy barata de agua para lavado, consumo animal y riego.
c. Proteger los bosques: son fuentes de agua y biodiversidad y depósitos importantes de carbono; los animales domésticos no deben tener acceso irrestricto al bosque.
d. Estimular la presencia de árboles en potreros y cercos: los árboles cumplen muchas funciones en las fincas ganaderas y por ello deben estar presentes en los potreros (árboles aislados, bosquetes) y en las cercas. Ofrecen alimentos y sombra para el ganado, son soporte para cercos, contribuyen al reciclaje de nutrientes, algunos fijan nitrógeno al suelo, contribuyen a la biodiversidad de las fincas y pueden ser una fuente extra de ingresos para el productor (madera, frutos, servicios ambientales). Son además fundamentales en el balance de carbono de las fincas ganaderas.
e. Tener un cuidadoso manejo de excretas. Las fincas lecheras tienden a acumular excretas en la sala de ordeño, en las áreas de suplementación y descanso, y en los repastos, debido a que usualmente se tienen cargas animales elevadas. El paso más simple de manejo de excretas es la distribución de las deyecciones que quedan en el aparto luego del pastoreo; ello contribuye a mejorar la fertilidad del suelo y evita los acúmulos de excretas que en el pastoreo siguiente afectan negativamente el consumo del pasto que allí crece. Adicionalmente deben tenerse métodos de recolección, procesamiento y almacenamiento de las excretas acumuladas en las instalaciones; esto se puede convertir en un recurso útil como fertilizante o combustible en las fincas, pero si no se tratan, son un contaminante de aire, agua y suelos.
Referencia Bibliográfica
PÉREZ, E. 2017. Manual de Manejo: Sistemas intensivos sostenibles de ganadería de leche. Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA). San José, Costa Rica. 54 p.
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