Las agujas y trocares deben ser esterilizados por
ebullición. En acto de las vacunaciones hay que disponer de un recipiente que
contenga alcohol etílico, y en el cual se van colocando las agujas para
cambiarlas cada tres o cuatro vacunaciones, o después de inocular a cada
animal, si es muy grande el peligro de contagio. Estos instrumentos no pueden
esterilizarse a la llama, porque los metales se destemplan y quedan inútiles.
Cuando las agujas y trocares se esterilizan por ebullición en agua, deben
llevar su mandril de alambre para evitar que el interior se obstruya por las
sales que pueda contener el agua.
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