Comúnmente hay un grave peligro de infección por el
empleo de agujas de inyecciones y de trocares de sangría mal esterilizados. Si
alguno de los varios animales a lo que se aplique por ejemplo una vacuna,
estuviese enfermo, la infección se transmite de uno a otros por la aguja que no
fue debidamente esterilizada. Igual puede ocurrir con los trocares que se
aplican ocasionalmente para obtener muestras de sangre con fines de diagnostico
o para tratar animales timpanizados.
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