sábado, 1 de febrero de 2014

Desinfectantes y bacteriostáticos químicos de mayor importancia.


  1. Solo deben utilizarse desinfectantes de calidad: Naturalmente, no se trata aquí de describir todos los desinfectantes y antisépticos químicos existentes, sino únicamente aquellos que poseen utilidad comprobada para controlar y prevenir enfermedades en los animales. Interesa recalcar, por cuanto se refiere a las normas de desinfección, que todo habrá de iniciarse mediante una adecuada limpieza de la superficie a tratar, sin requisito, los materiales empleados resultaran perfectamente inútiles.
  2. Coeficiente de Fenol: Para valorar la acción de un desinfectante cualquiera, se recurre al llamado coeficiente de fenol. Como quiera que el fenol es un desinfectante muy conocido, se toma su valor como unidad, y el de cualquier otro que se vaya a utilizar se expresará con un número que se llama coeficiente. Este número hace referencia a la dilución a que ha de ser sometido el desinfectante en prueba para lograr una potencia igual a la del fenol. El coeficiente de fenol, constituye un procedimiento útil para valorar un desinfectante, y debe consignarse y declararse en el prospecto que describe las particularidades del producto que se expende al público.
  3. Los jabones y sus efectos: Los jabones tienen un efecto detergente, capaz de eliminar la capa de grasa de cualquier tipo. Pero la acción detergente no debe ser equiparada al efecto desinfectante. Algunos gérmenes mueren frente a los efectos del jabón, pero siempre se precisa un contacto mínimo de 5 a 10 minutos, lo cual rara vez resulta práctico. Las jabonaduras desprenden muchos gérmenes superficiales, que son luego arrastrados al aclarar o enjuagar. Este hecho es importante porque con este sistema se reduce de manera considerable la infección en la zona que se somete al lavado. Los productos detergentes no jabonosos, aunque tienen un aspecto físico parecido a los polvos de jabón, no deben confundirse con éste, porque su modo de acción es completamente distinto, ya que se basa en una reducción de la tensión superficial en el agua y en otros líquidos.
  4. La lejía es un desinfectante eficaz: La lejía es químicamente un hidróxido de sodio o de potasio, o también una mezcla de ambos. Tiene aplicación corriente en usos domésticos para el lavado y desinfección de la ropa y resulta eficaz contra los virus, incluidos los de peste porcina, fiebre aftosa, moquillo canino y otros, así como también contra algunos gérmenes como el del carbunco bacteriano y sus esporas, etc., pero carece de utilidad como desinfectante contra los microorganismos ácido resistentes, tales como el que produce la tuberculosis y para tuberculosis de Johne, y también contra muchos de los microorganismo gram positivo.
  5. Modo de utilizar la lejía: Cuando se trata de desinfectar establos contaminados con virus como el de la fiebre aftosa y otros de alta contagiosidad, debe realizarse la operación diluyendo 440 gramos del producto en 20 litros de agua. La lejía domestica puede aplicarse disolviéndola previamente en agua fría al 2%, lo que corresponde a unos 80 gramos de lejía por cada 4 litros de agua, o a 400 gramos en 20 litros. Para desinfectar maderas y locales contaminados con gérmenes de la fiebre aftosa, se ha recomendado utilizar un kilo de lejía por cada 40 litros de agua, en fumigación o aspersión a presión. Las soluciones de lejía son perjudiciales para el aluminio, por lo que no deben usarse para tratar utensilios fabricados con este material. Por el contrario, los materiales hechos de caucho mejoran cuando periódicamente se sumergen en soluciones muy calientes de lejía.
  6. La cal y sus aplicaciones: La cal es el óxido de calcio. Recibe también el nombre de piedra caliza, cal viva, etc. Cuando está recién apagada con agua se forma el hidrato o hidróxido de cal, también llamado lechada de cal. La cal recién apagada tiene un coeficiente de fenol próximo a 20. Teóricamente resulta muy eficaz para la desinfección, pero en la práctica puede afectarse rápidamente al contacto con el aire. Para desinfectar suelos, paredes y otros lugares que pudieran haberse contaminado por el virus de la fiebre aftosa, puede utilizarse una lechada compuesta de 2 kg de cal apagada, 500 gramos de lejía concentrada o sosa caustica y 4 litros de agua caliente, que se esparcen a presión con un aparato adecuado. La lechada reciente de cal tiene efecto débiles como desinfectante, pero cuenta con la ventaja de obturar las grietas pequeñas en la madera de carpintería en los alojamientos de ganado, aislando de este modo el material infeccioso, para procurar además un mejor aspecto en estos materiales, dotándolos de superficies mas higiénicas y estéticas.
  7. Ventajas del Fenol: El fenol es un derivado del petróleo. Entre las ventajas hay que contar la de que es un compuesto muy estable que no se descompone por la exposición a la luz o el aire; además no daña los tejidos, aun a concentraciones altas ni tampoco corroe los metales. Resulta muy eficaz contra los microorganismos incluso en presencia de materia orgánica, tales como estiércoles, camas, etc. Es activo contra las esporas más resistentes.
  8. Inconvenientes del Fenol: Entre los inconvenientes hay que destacar el de que es extremadamente tóxico y por ello inadecuado para ser guardado en locales. Su olor es muy penetrante y se adhiere con facilidad a la leche, carne y otros alimentos. Es poco eficaz en solución fría o sobre superficie a baja temperaturas, aunque cuando se disuelven en agua caliente su acción es más enérgica. No parece destruir los virus en enfermedades como peste porcina, fiebre aftosa y otras.
  9. Soluciones jabonosas de cresol: La solución jabonosa de cresol es una emulsión que se prepara con aceite crudo de linaza y lejía. Tiene considerables ventajas sobre el fenol, porque puede ser disuelto a mayores concentraciones. Cuando se dispone de agua blanda, no hay inconveniente en emplear agua dura, previamente tratada con lejía de sosa. Entre otras ventajas de la solución jabonosa de cresol hay que citar las siguientes: No ataca a los metales, apenas irrita la piel a concentraciones corrientes, penetra en resquicios y otras interioridades, es menos tóxico y más eficaz que el fenol contra microbios, actúa como desodorante, y es relativamente barato teniendo en cuenta su eficacia. Al 4% es eficaz contra procesos infecciosos como peste porcina, mal rojo porcino y muchos otros. Su mayor inconveniente es la impregnación del olor con los alimentos.
  10. El Formol en las fumigaciones: El formaldehido es un gas que cuando se disuelve en agua forma soluciones de un 37 a 40%. A estas soluciones se les da el nombre de formalina. Se trata de un desinfectante muy enérgico en condiciones adecuadas de temperatura y humedad, actúa como desodorante de primer orden y es activo contra los microbios de la tuberculosis. A veces se aplica para desinfectar establos, así como para esterilizar guantes e instrumentos quirúrgicos. Son varias las circunstancias que hay que tener en cuenta para que las fumigaciones resulten eficaz. El gas disuelto en agua, debe liberarse con rapidez, aunque para ser eficaz necesite combinarse de nuevo en el ambiente húmedo del alojamiento. La temperatura del local no debe bajar de 18 grados mientras dura la fumigación. El local en tratamiento tiene que cerrarse herméticamente después de la operación, para que el gas no se expanda, y no debe haber corriente de aire.
  11. Desinfección de locales: Cuando se quiera desinfectar un local fumigado con formaldehido hay que cerrar completamente todas las aberturas, hasta que comience el desprendimiento del gas. Quince minutos antes de empezar la operación hay que humedecer el suelo para saturar el aire de humedad, ya que el ambiente seco es perjudicial, la temperatura será no menor de 18 grados.
  12. Desinfección de incubadoras: Es muy importante desinfectar las incubadoras, mediante fumigaciones con formol, para prevenir la pullorosis o diarrea blanca de los pollos. La incubadora o el local en que sea instalada se limpiara primero mecánicamente con sumo cuidado. Por cada 3 m3 de espacio interior se colocarán 18 gramos de cristales de permanganato de potasio en un recipiente, vertiendo luego 30 cc de formaldehido, incrementando la temperatura hasta 35 grados. La humedad escasa resulta siempre muy perjudicial. Terminada la operación se precinta la incubadora y se mantiene cerrada durante 10 minutos, pasado este tiempo se abre, para que se ventile; si es necesario se repiten las fumigaciones cada 8 horas. Igualmente las incubadoras pueden ser desinfectadas en forma manual con sumo cuidado. El formol resulta ineficaz a temperaturas inferiores a 18 grados y en atmósfera seca.
  13. Permanganato de Potasio: Se presenta en forma de cristales de color rojo púrpura, soluble al agua fría al 6% y en caliente al 50%. Debe su acción germicida a sus efectos oxidantes. En las pruebas de laboratorio se ha comprobado que mata esporas de carbunco en 40 minutos, en solución al 4%. Su acción se neutraliza en presencia de materia orgánica.
  14.  Agua Oxigenada: Es un liquido incoloro, más denso que el agua y bastante inestable, utilizado desde muy antiguo como antiséptico. Se presenta en el comercio como solución aproximada del 5%. Debe conservarse en sitio fresco y en recipientes de color ámbar bien tapados. Pierde fuerza con gran rapidez. Parece ser eficaz contra Trichomonas y Tripanosomas, por lo que se ha utilizado para tratar las infestaciones originadas por estos microorganismos. Como se observa, salvo la aplicación en las heridas, el agua oxigenada tiene poco interés como desinfectante, su uso es más que todo antiséptico. Su acción de debe a sus efectos oxidantes.
  15. Sulfato de Cobre: A las concentraciones de 1:5000.000 en agua sirve para destruir las algas, pero el líquido puede seguir utilizándose para el consumo de los animales, con lo cual se mantiene limpios de vegetación molesta los estanques, aljibes y demás depósitos de agua. A concentraciones más altas produce irritación intestinal con fenómenos diarreicos que pueden llegar a ser graves, si se deben las aguas contaminadas con estas sustancias. Su acción se debe a que forma nuevos compuestos al combinarse con el protoplasma bacteriano.
  16. El Yodo: Se presenta en estado sólido, en forma de escamas de tonalidad gris oscura que se disuelven fácilmente en alcohol, cloroformos y otros, pero no en agua. Tanto la tintura como la solución de lugol son muy conocidos. El yodo tiene un coeficiente de fenol equivalente a 170/235, se merma en la tintura y en la solución de lugol. Es un antiséptico para la piel. A veces se utiliza como desinfectante de las aguas, así como contra micosis del tipo de la tiña, actinomicosis (Antiséptico en estos casos). Puede administrarse por vía endovenosa y por vía intratumoral en forma de lugol. Las heridas superficiales se pincelan con la tintura, por vía digestiva es preferible utilizar cristales de yoduro de potasio. Su acción se debe a que se difunde en las células bacterianas e interfieren en las reacciones metabólicas vitales del protoplasma causando la muerte celular.
  17.  Acido Bórico: Se presenta en forma de polvo, de tacto suave, y es de uso muy corriente ya sea solo o combinado con una serie de sustancias tales como sulfamidas. Se aplica esencialmente como antiséptico sobre heridas. Los microorganismos detienen su crecimiento en presencia del ácido bórico, por lo que se considera un buen bacteriostático; carece de efecto irritantes. Se puede usar para ser aplicado en la conjuntiva ocultar y en otras mucosas, pues se tolera muy bien.
  18. El Vinagre: El vinagre debe contener un 5 a 6% de acido acético como componente activo. Es útil contra muchos gérmenes, por lo cual se utiliza para prevenir la putrefacción de los alimentos, en el caso de alimentos a la vinagreta. En caso de necesidad se puede utilizar como un desinfectante casero.
  19. Compuestos de Amonio Cuaternario: Las formulas químicas de estos compuestos varían considerablemente, y muchos se obtienen por síntesis. Suelen tratarse de mezcla de productos similares, para dar origen a preparados con muy diversos nombres comerciales. Son sustancias tenso-activas que reducen la tensión superficial de los líquidos, por lo que actúan como humectantes.

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