jueves, 28 de agosto de 2014

Sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola.

La complejidad de las relaciones involucradas en la definición de la sostenibilidad hace que hoy en día, existan numerosos conceptos acerca de este término. La consideración de factores sociales, económicos, de mercado, ambientales; los objetivos del desarrollo y de la conservación difieren de un lugar a otro y también de un observador a otro.

El manejo sostenible de la tierra combina tecnologías, políticas y actividades con principios socioeconómicos, ambientales y simultáneamente con mantener o aumentar la producción/servicio (Productividad); reducir el nivel de riesgo de la producción (Seguridad); proteger el potencial de los recursos naturales y prevenir la degradación de la calidad del suelo y de agua (Protección); ser económicamente viable (Vialidad) y ser socialmente aceptable (Aceptabilidad).

Los objetivos productividad, seguridad, protección, vialidad y aceptabilidad, son los pilares básicos de la sostenibilidad y será a través de ellos que se realizará la evaluación de los sistemas de producción agrícola sostenible a través del tiempo.

La transformación de la agricultura convencional actual (no sostenible) a una agricultura sostenible, es necesaria y a la vez, será factible si comenzamos a dar los primeros pasos para esta transición.

Como se sabe, este modelo alternativo no permite la aplicación de recetas elaboradas en otro contexto, sino que hay que desarrollarlo (construirlo) para cada localidad o región, considerando todos los recursos locales disponibles en su sentido amplio (recursos naturales locales, conocimiento ecológico local, prácticas agroecológicas disponibles, productos locales, circuitos de enlaces entre productores y consumidores, patrones locales de organización y de cooperación, arreglo institucionales específicos que faciliten las posibilidades de desarrollo local, políticas agrícolas y otros aspectos que tengan que ver con relación a la productividad).

Bibliografía.

Florentino, A. 2000. Sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola. En: Establecimiento, manejo y recuperación de pasturas en sabanas bien drenadas. Rev. FONAIAP (Publicación Especial N° 38) Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Anzoátegui, Venezuela. p. 19.


Suplencia de Nitrógeno.

Dentro del proceso de formación de una pastura, la etapa de establecimiento es una de las más importantes; siendo necesario suministrar los nutrimentos adecuados para la germinación y el vigoroso desarrollo de las especies forrajeras. Esto es de particular importancia en suelos ácidos y de baja fertilidad, en donde el desarrollo de las especies puede ser severamente limitado por toxicidad y deficiencias nutricionales.

A pesar de la adaptabilidad de muchas especies forrajeras a estas condiciones de suelo carentes de elementos minerales y clima, la productividad de las gramíneas está limitada por la suplencia de nitrógeno, el cual es el constituyente esencial de las proteínas y de otros compuestos indispensables para las plantas.

El nitrógeno es un macroelemento que influye notablemente sobre los rendimientos de materia seca y calidad de la pastura.

En sectores donde predominan suelos con texturas arenosas y bajo contenido de materia orgánica, constituyendo el nitrógeno una de sus principales limitaciones; en estas condiciones, la producción de materia seca es baja, tanto de gramíneas nativas como introducidas; de allí que su respuesta a niveles crecientes de nitrógeno, es normalmente lineal hasta ciertos límites, variando principalmente con el potencial genético de la especie forrajera, frecuencia de corte o de utilización y las condiciones climáticas.

En la producción de pastizales, el elemento nitrógeno es uno de los nutrientes más importantes, el cual se caracteriza por estar sometido a una dinámica permanente de transformación y síntesis de carácter bioquímico en el sistema suelo-planta, donde se presentan fenómenos de ganancias y pérdidas del elemento.

Desde el punto de vista de la nutrición mineral de los pastizales uno de los elementos condicionantes de las limitaciones en el desarrollo de las plantas es el nitrógeno, en ese sentido, Delgado et al. (1997) resaltan la importancia del nitrógeno del suelo en cuanto a que su incorporación es casi obligada en cualquier plan de fertilización en los diferentes cultivos.

Son muchos los factores que intervienen en este proceso de ganancias y pérdidas como el tipo de suelo, cobertura, dosis y fuente de nitrógeno, cantidad y duración de las lluvias, velocidad de infiltración tasa de remoción por parte de los pastizales entre otros no menos importantes (Bokhari, U. y J. Singh. 1975). Esto pone en evidencia la importancia que tiene manejar racionalmente los fertilizantes nitrogenados, mediante el diagnostico y conocimiento del grado de respuesta de las especies forrajeras en función de los procesos de ganancias y pérdidas de nutrientes que acontecen en el sistema suelo planta.

El nitrogeno cumple funciones vitales dentro de los seres vivos, encontrándose dentro de las plantas tanto en formas orgánicas como inorgánicas. Estas últimas son en realidad de escasa magnitud, estando la mayoría como NO3-, única forma inorgánica capaz de ser almacenada.

Por lo tanto, dentro de la planta la mayoría del nitrógeno se encuentra en forma orgánica. Este nutriente juega un rol esencial en el crecimiento del vegetal, ya que es constituyente de moléculas como: a) clorofila; b) aminoácidos esenciales; c) proteínas; d) enzimas; e) nucleoproteínas; f) hormonas; g) trifosfato de adenosina (ATP). Además, el nitrógeno es esencial en muchos procesos metabólicos, como por ejemplo, la utilización de los carbohidratos.

Las plantas requieren nitrógenos en muy altas cantidades. Cuando el rendimiento de un cultivo se incrementa, las cantidades de nutrientes que éste demanda también aumentan. Sin embargo, no todos los nutrientes son demandados en forma proporcional al aumento de su rendimiento.

Los contenidos de nitrógeno en la planta expresados en relación a su peso seco total generalmente oscilan entre 1 y 5%. En general, los tejidos jóvenes tienen concentraciones mayores de nitrógeno, y las plantas leguminosas tienen concentraciones mayores que las gramíneas.

Bibliografía.

Bokhari, U. y J. Singh. 1975. Standing state and cycling of nitrogen in soil vegetation components of prairie Ecosystems. Ann. Bot. 39:273-85.

Delgado, R., R. Ramírez y S. Urquiaga. 1997. Efecto de diferentes formas de colocación del fertilizante en el suelo en la eficiencia de uso del Nitrógeno evaluada mediante la técnica isotópica y el N-absorbido por el cultivo. Seminario sobre la utilización de técnicas nucleares en la investigación agropecuaria realizada en el FONAIAP (Maracay- Venezuela). pp. 41-48. Publicación Especial N° 34.

Rodríguez, T y L. Navarro. 2000. Suplencia de Nitrogeno. En: Establecimiento, manejo y recuperación de pasturas en sabanas bien drenadas. Rev. FONAIAP (Publicación Especial N° 38) Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Anzoátegui, Venezuela. p. 65.

Leguminosas tropicales para la producción agrícola y el manejo de recursos naturales: Una sinopsis.

La capacidad de la mayoría de las leguminosas para fijar nitrógeno atmosférico y desarrollar un sistema radicular profundo tiene importantes implicaciones respecto a resistencia a la sequia, “bombeo” y ciclaje de nutrimentos, autosuficiencia en cuanto a N, biomasa con alto contenido de N, incremento de la materia orgánica del suelo (a su vez con consecuencias para la balanza hídrica y de nutrimentos) y otros. Otras características importantes de las leguminosas son, en muchos casos, el contenido de compuestos químicos secundarios (ej. taninos, alcaloides) y su diversidad genética que se manifiesta no sólo en un amplio rango de formas de plantas (que varían de hierbas postradas hasta arboles) sino también en su adaptabilidad a los más diversos nichos ecológicos. Esta diversidad es particularmente importante en el trópico donde se requieren tecnologías de producción adaptadas; entre ellas tecnologías de bajo insumos, para minimizar los riesgos de producción, maximizar el bienestar económico del productor, y recuperar/conservar la productividad de los recursos naturales, sobre todo del suelo.

Por sus características particulares y, sobre todo, por la combinación de ellas, las leguminosas más que otras familias en el reino vegetal tienen el potencial de cumplir un rol especialmente significativo respecto a la productividad sostenible de agroecosistemas tropicales, siempre y cuando se reconozcan y se realicen el potencial de sus usos múltiples y las oportunidades de su integración en ecosistemas agrarios. La diversidad de uso comprende principalmente (1) alimentos para consumo humano (raíces, hojas, flores, frutos, y semillas que suministran proteínas, carbohidratos y grasas); (2) alimentos para animales (forraje y subproductos agrícolas que son particularmente importantes por su contenido de proteínas); (3) usos técnicos (madera, resinas, colorantes, fibras, etc.); y (4) conservación y mejoramiento del suelo por medio de mulch, abono verde y cobertura del suelo (con la finalidad de reducir la temperatura del suelo y mejorar su balanza hídrica y su estructura, combatir malezas y controlar la erosión, e incrementar la concentración de nutrimentos y materia orgánica en la capa arable).  Otros usos importantes de leguminosas son como plantas ornamentales, medicinales, de sombrío, cercas vivas, etc.

No sólo la versatilidad y diversidad de uso como tales contribuyen a la importancia particular de las leguminosas en sistemas de producción de; (a) riesgos minimizados, (b) beneficios maximizados para el productor, y (c) productividad sostenida del recurso suelo, sino también su potencial para sistemas integrados en los cuales se combinan varios componentes de producción en beneficio mutuo. Aparte de que hasta una sola planta por sí puede presentar un sistema de producción integrado (p.ej. un árbol de uso múltiple como Leucaena leucocephala), la integración de las leguminosas puede ser en el espacio y/o en el tiempo. Ejemplos para lo anterior serán leguminosas como cobertura del suelo en plantaciones de árboles, sistemas de alley-farming, o leguminosas como cultivos asociados. Ejemplos para la integración en el tiempo serian leguminosas en sistemas de rotación tales como ley-farming.

Las leguminosas forrajeras representan un puente entre las producciones animal y de cultivos, y por ende tienen un potencial particularmente alto en el desarrollo de sistemas de producción integrado, sobre todo en sistemas tales como ley-farming, mejoramiento de barbecho y control de malezas. Además jugarán más un papel crucial en el aprovechamiento de tierras marginales que no se consideran aptas para la producción de cultivos. Leguminosas forrajeras son masa que toda especie no domesticada que apenas recientemente fueron colectadas y extraídas de la flora silvestre. Con la destrucción de ecosistemas naturales como consecuencia del aumento de la población humana, recursos genéticos que son potencialmente muy valiosos están en peligro de desaparición. Este aspecto de erosión genética particularmente en la flora silvestre de leguminosas tropicales debe ser tomado en cuenta para consideraciones de futuras acciones de colecta de germoplasma de plantas nativas. En el área de evaluación, un aspecto que merece futura atención que radica en la metodología a emplearse en las fases de descripción y evaluación preliminar de características que involucran la capacidad de las leguminosas para mejorar las condiciones del suelo.

Bibliografía.

Schultze Kraft, R. y M. Peters. 2000. Leguminosas tropicales para la producción Agricola y el manejo de recursos naturales: Una sinopsis. En: Establecimiento, manejo y recuperación de pasturas en sabanas bien drenadas. Rev. FONAIAP (Publicación Especial N° 38) Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Anzoátegui, Venezuela. pp. 91-92.

lunes, 25 de agosto de 2014

Sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola.


La complejidad de las relaciones involucradas en la definición de la sostenibilidad hace que hoy en día, existan numerosos conceptos acerca de este término. La consideración de factores sociales, económicos, de mercado, ambientales; los objetivos del desarrollo y de la conservación difieren de un lugar a otro y también de un observador a otro.

El manejo sostenible de la tierra combina tecnologías, políticas y actividades con principios socioeconómicos, ambientales y simultáneamente con mantener o aumentar la producción/servicio (Productividad); reducir el nivel de riesgo de la producción (Seguridad); proteger el potencial de los recursos naturales y prevenir la degradación de la calidad del suelo y de agua (Protección); ser económicamente viable (Vialidad) y ser socialmente aceptable (Aceptabilidad).

Los objetivos productividad, seguridad, protección, vialidad y aceptabilidad, son los pilares básicos de la sostenibilidad y será a través de ellos que se realizará la evaluación de los sistemas de producción agrícola sostenible a través del tiempo.

La transformación de la agricultura convencional actual (no sostenible) a una agricultura sostenible, es necesaria y a la vez, será factible si comenzamos a dar los primeros pasos para esta transición.

Como se sabe, este modelo alternativo no permite la aplicación de recetas elaboradas en otro contexto, sino que hay que desarrollarlo (construirlo) para cada localidad o región, considerando todos los recursos locales disponibles en su sentido amplio (recursos naturales locales, conocimiento ecológico local, prácticas agroecológicas disponibles, productos locales, circuitos de enlaces entre productores y consumidores, patrones locales de organización y de cooperación, arreglo institucionales específicos que faciliten las posibilidades de desarrollo local, políticas agrícolas y otros aspectos que tengan que ver con relación a la productividad).

Bibliografía.

Florentino, A. 2000. Sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola. En: Establecimiento, manejo y recuperación de pasturas en sabanas bien drenadas. Rev. FONAIAP (Publicación Especial N° 38) Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Anzoátegui, Venezuela. p. 19.


Sistema Suelo-Planta-Animal.

Para garantizar la productividad de un pastizal, se debe tener una visión armónica de los factores de los cuales depende, como son: el potencial genético de la especie y su capacidad de adaptación a las condiciones climatológicas y edafológicas imperantes en el medio donde se desarrolla, y finalmente de la composición genética y aptitud del rebaño. En este sentido, la absorción de agua y de nutrimentos y su posterior transporte dentro de la planta exige que no debe haber limitaciones de agua en el suelo que disminuyan e impidan la transpiración, a los fines de contribuir a una suplencia adecuada y oportuna de nutrimentos del suelo a la planta, tanto en cantidad como en calidad.

Conviene entender que la suplencia de nutrimentos por el suelo a la planta va a estar influenciada por factores como: baja disponibilidad, carencia de algunos elementos minerales, baja solubilidad, antagonismo iónico, bajo contenido de humedad, deficiencia en la distribución de raíces, baja capacidad de aireación del suelo, competencia con malezas y entre otros factores que pueden influenciar en la existencia de elementos nutricionales por parte del suelo. De igual forma debe tenerse claro que el suelo por sí mismo, es un sistema dinámico y complejo, que cambia con el tiempo y el espacio. Conocer los requerimientos nutricionales específicos de cada especie, ayuda a determinar de una manera más precisa, la cantidad de fertilizante necesaria para establecer rápidamente una pastura y mantener su productividad a lo largo del tiempo. Resumiendo, se puede decir que la satisfacción de los requerimientos de las especies va a depender de numerosos factores, los cuales difieren con el ecotipo, tipo de suelo y el clima; entendido así le toca a cada asistente técnico, haciendo uso de las tecnologías disponibles (análisis de suelo, planta, etc.) en compañía del productor que conoce la historia del manejo de la finca definir para los diferentes componentes del sistema el plan de fertilización a emplear para cada caso en particular.

Bibliografía.

Rodríguez, T y L. Navarro. 2000. Sistema suelo – Planta – Animal. En: Establecimiento, manejo y recuperación de pasturas en sabanas bien drenadas. Rev. FONAIAP (Publicación Especial N° 38) Centro de Investigaciones Agropecuarias del Estado Anzoátegui, Venezuela. p. 59.