Consiste en determinar
adonde quiere llegar el productor agropecuario y qué grado de aceptación
tecnológica está dispuesto a aceptar y a poner en práctica para lograr este
propósito.
Si logramos hacer entender
al productor, que utilizando el uso de su tierra, de sus animales y potreros,
de su infraestructura, de su recurso humano y de su capital disponible, llegará
a establecer un nivel de producción económico y rentable, tras épocas y año
tras año. Debemos decir al productor, que sus metas y propósitos se pueden
lograr haciendo uso eficiente de los recursos que posee, sin necesidad de hacer
grandes inversiones o modificaciones de las que ya tiene, logrando así una
unidad de producción eficiente para él y para el país.
La obtención de una vaca
productora de 5-8 litros de leche en lactancia de 240-280 días, o la producción
de 40-60 kilos de carne por hectárea en densidades de 3 a 6 hectáreas por
unidad animal, o el logro de índices de natalidad de 60 a 70%, no son metas
imposibles cuando se manejan los recursos alimentarios, físicos y económicos
siguiendo criterios basados en la necesidad que tiene el estado fisiológico, o
productivo, de un animal en un periodo o momento determinado.
Selección
de hembras y machos. Al orientar una unidad animal y fijarse
metas productivas mejores, es necesario la compra de novillas y toros que
tengan la fuente genética de mejoramiento que nos hemos propuesto.
Recordaremos en este punto
las necesidades complementarias para alcanzar la calidad de los recursos
alimentarios (pastos introducidos, tamaño y número de potreros), de los
recursos físicos (corrales e instalaciones) y recurso humano (mano de obra
especializada y tecnológica). Usualmente, nuestros ganaderos incrementan y
cuidan el rebaño sin tomar en cuenta los diferentes recursos que se necesitan
para manejar un animal mejorado. Lógicamente, al mejorar a un animal lo hacemos
más productivo y por lo tanto más exigente y delicado.
La desatención y el
crecimiento desordenado del rebaño, sin programación ni estabilización,
repercute negativamente creando problemas nutricionales o metabólicos, que lo
predisponen a bajas productivas, enfermedades y a muerte en muchos casos.
Estabilización
del rebaño. Estabilizar un rebaño es estar consciente
del máximo número de animales que pueden existir en una finca, con un recurso
alimentario y económico disponible. En nuestras fincas, el 70% del componente
del rebaño son animales hembras, que en un momento dado comienza a producir,
creándose así una sobrepoblación que compite por subsistir.
Lógicamente llegará un
momento que esta superpoblación origine problemas de mortalidad, o de
enfermedades en el mejor de los casos.
Es recomendable sostener un
número fijo de animales, e ir mejorándolos con la selección y eliminación de
los menos productivos.
Mejoras
y bienhechurías. Están referidas a todas aquellas actividades
dirigidas a incrementar la productividad de las finca (mejoras), y a aquellas
que faciliten el manejo del hombre (bienhechurías) y que necesariamente
requieren de la inversión de capital.
Dentro de éstas podemos
considerar como las más importantes los gastos de acondicionamiento de corrales
e instalaciones, los gastos para el establecimiento y divisiones de potreros,
para construcciones de fuentes de agua y sales minerales y para adquisición de
animales para mejoramiento genético.
Todos estos gastos deben
realizarse, parte con capital productivo por la propia finca y parte utilizando
la cartera de crédito de la banca que disponga de partida para el
financiamiento de estos programas.
Bibliografía
Sabino R, Luis R. Paquete
tecnológico contra el Síndrome Parapléjico Bovino. pp. 35-36.
como lo puedo citar?
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