El uso de la inseminación artificial tiene muchas ventajas, una de las más importantes es que se puede inseminar con semen de un toro probado genéticamente, que posee grandes cualidades productivas a varias vacas y al mismo tiempo, lo que acelera el mejoramiento genético del hato. Con esta técnica, se puede controlar las enfermedades infecciosas de la reproducción que se transmiten a través de la monta natural.
En la monta natural, la capacidad que tiene el toro para cubrir un determinado número de vacas en un año, es muy limitada, generalmente está alrededor de 50 vacas, aunque varía según el tipo de manejo del hato, por lo tanto, el mejoramiento genético se atrasa enormemente, además, debemos considerar que el toro puede ser reservorio y transmisor de enfermedades venéreas, lo que hace indispensable realizar un chequeo sanitario completo y un examen de aptitud reproductiva (andrológico) al toro que se utiliza en la monta natural.
La duración del celo es de aproximadamente 20 horas, si no se realiza la monta o la inseminación, la vaca no queda preñada. El momento oportuno para el servicio, donde se tiene la mayor probabilidad de preñar a la vaca, es a las 10 a 18 horas después de iniciado el celo. En la monta natural, las vacas permitirán la monta del toro, solamente durante este período.
El porcentaje de preñez obtenido con la monta natural quizás sea mejor, comparada con la inseminación artificial, porque el toro por instinto tiene la capacidad de cubrir a la vaca en el momento oportuno del celo, sin embargo, la monta natural retrasa el mejoramiento genético del hato, además que existe el peligro de contagio de las enfermedades venéreas, situación que hace imprescindible el examen sanitario y de aptitud reproductiva (andrológico) del toro de forma periódica.
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