Las vacas lecheras producen mucho más calostro de lo que necesita la cría, el sobrante debe conservarse adecuadamente, considerando que este no tiene ningún uso para la industria o el consumo humano.
Para conservar el calostro se lo puede fermentar, de esta forma se lo almacena hasta que sea necesario suministrarlo a un recién nacido.
Normalmente, la madre produce mucho más calostro de lo que el ternero puede consumir, es por eso que aún después de amamantar, la ubre puede seguir repleta, este calostro se puede ordeñar pero no se puede industrializar ni vender, porque no es apto para el consumo humano.
El calostro es una excelente fuente de defensas contra las enfermedades de los terneros, por eso el calostro sobrante debe ser ordeñado en forma higiénica, para luego conservarlo en forma de calostro fermentado.
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